Es argentina.»Miss Internet» encontró un negocio buscando amor

Es argentina.»Miss Internet» encontró un negocio buscando amor

Comparte esta Noticia

La llaman «Miss Internet» en referencia a una publicación de fines de los ’90, cuando las mujeres ejecutivas en entornos de tecnología eran muy pocas. Silvina Moschini es argentina, pero hace 22 años que se fue del país pensando en perfeccionarse y regresar. Radicada en Estados Unidos es cofundadora de un ecosistema de compañías que capitalizan en la nube para conectar negocios y talento con modelos bajo demanda: TransparentBusiness (para gestionar y monitorear trabajadores remotos e impulsar la transparencia en las contrataciones públicas y privadas para eliminar el fraude) y SheWorks!, que utiliza tecnología para cerrar la brecha de género.

Fue la única emprendedora convocada al W20 Argentina , el grupo de afinidad del G20 enfocado en el crecimiento económico de las mujeres; participó del Global Entrepreneurship Summit 2019; y lideró el panel de innovación en la Cumbre de Presidentes de las Américas; es columnista de CNN en Español y colaboradora del World Economic Forum. Es emprendedora Endeavor.org y mentora de mujeres a través de distintas organizaciones.

Egresada de Relaciones Públicas de la Universidad Argentina de la Empresa (Uade), trabajaba en el área de Asuntos Públicos de una compañía química cuando resolvió ir a Houston para hacer una maestría en Comunicaciones de Crisis: «Pensé que iba a trabajar en esa área, pero terminé en tecnología; al tiempo de llegar toqué 250 puertas para buscar empleo porque necesitaba ganarme la vida. Pero no era ‘buena para nada’, tenía mucha experiencia para algunos puestos y mi formación no iba para otros. Terminé en Compaq, que buscaba un ejecutivo para el mercado de Latinoamérica que lo entendiera».

Así empezó -a fines de los ’90- a hacerse cargo de los proyectos orientados a Internet. «Es hablar de la prehistoria, cuando el mundo se dividía entre punto.com y empresas reales -dice a LA NACION-. Empecé a hacer acuerdos para que inversiones de la compañía en tecnología y servicios. Hoy parece ciencia ficción, pero entonces era la oportunidad de tomar participación accionaria en firmas digitales». En ese rol se cruzó con Patagon.com, el portal financiero creado por el argentino Wenceslao Casares.

«Me invitó a formar parte del equipo de liderazgo; me fui a Miami y evangelizábamos sobre la banca online y las transacciones en la red y todos nos decían que nadie iba a poner plata ahí», recuerda. El 75% del sitio se vendió a comienzos del 2000 al Banco Santander por US$538 millones. «Al año reventó la burbuja; era un caos», dice Moschini. Pasó a Visa y en 2007 -después de haber decidido volver a fundar una empresa en la Argentina porque eran menores los costos- fue a ayudar a una amiga en una mudanza en Miami y, como buscaba pareja, se metió en Match.com. Encontró amor y socio.

«Me enfoqué en el mundo del empleo, decidida a hacer una plataforma que conectara al talento con las oportunidades -repasa-. Match.com era el modelo; completar formularios y después los algoritmos se encargan. Es un juego de números para encontrar a la mejor persona, no importa donde esté». Allí se cruzó con Axel, un ruso que es su pareja y compañero de negocios.

Cofundaron TransparentBusiness, una plataforma pensada para «gestionar equipos remotos con transparencia; todavía hay falta de confianza, se requiere formar en habilidades para coordinar; en responsabilidad y en formas de estar en contacto y seguir lo que hacen». SheWorks! Nació pensando en «descentralizar» el modelo de contratación de mujeres; en «quebrar el modelo existente» entonces. Junto a partners conectan las dos puntas; cada empresa tiene su base de datos y la parte independiete reúne 20.000 perfiles. «Pasan un proceso de selección, un test. Tomamos al 80%, en promedio, de las que llegan. Hay espacio para su portfolio, para el detalle de sus habilidades», describe Moschini.

Ahora están lanzando -junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Facebook – el programa de educación SheWorks Academy para entrenar en habilidades vinculadas con la tecnología, para trabajo técnico y remoto. Comenzarán en Guatemala para expandirse a Centroamérica primero y al resto de Latinoamérica, después. «Me gustaría replicarlo en la Argentina, pero en las gestiones que se hicieron no pareció haber interés. Una lástima porque es un paso para empoderar a las mujeres», dice.